No le fue bien a la sidrería Casa Marcelo en sus apenas 8 meses de vida, qué le vamos a hacer. ¿Qué pudo ir mal, acaso su cachopo no estuvo a la altura de las expectativas de los parroquianos? ¿O sería que esos mismos parroquianos llegaban sin apetito al restaurante y utilizaban sus instalaciones para empolvarse la nariz?
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