Las batallas de Berta y Aurora podrían ser las de miles de inquilinos. Pero no. La mayoría asume su condición de nómada, cae en la resignación y se traslada a otra vivienda para evitar problemas con el propietario. Ellas han decidido resistir frente a las presiones y las amenazas para abandonar su piso –con un contrato en vigor- por un aumento de la renta.
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