He visto barbaridades, acupuntores que han provocado una hepatitis por no cambiar de agujas [1], pacientes que toman 5 pastillas de adiro para “compensar” la sidrería del día anterior o madres que se niegan a vacunar a sus hijos aun cuando el meningococo toca la puerta de su guardería (...) ¿Cómo puede alguien en un centro médico culpabilizar a un paciente de su propia muerte? Estoy convencido de que quien puso el cartel en cuestión no tenía mala voluntad.
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etiquetas: cancer , homeopatia , pseudociencia , cuerpo grita lo que la boca calla