Bajo el principio de ius soli, o derecho del suelo, nacer en Canadá confiere la ciudadanía de manera automática. A medida que más mujeres embarazadas llegan cada mes para dar a luz, han crecido las quejas de algunos canadienses de que estas personas se aprovechan del sistema, ponen a prueba los límites de la tolerancia y degradan la noción de ciudadanía. “Sí es legal el turismo de maternidad, pero es poco ético e inescrupuloso”, afirmó Joe Peschisolido, parlamentario en Richmond por el Partido Liberal.
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