Quizá esa carrerilla de días y kilómetros, ese impulso de quienes han empujado en cada pueblo, haga que ya no se detengan, que sigan marchando, que su rebeldía no se agote mañana. Si cualquiera de los cientos de mujeres y hombres que llevan semanas sumando kilómetros en las Marchas de la Dignidad dijesen que están cansados, lo comprenderíamos. El problema es quienes estamos cansados sin haber andado un solo kilómetro, quienes nos agotamos solo de pensar en el camino, quienes nos quedamos sentados o arrastramos los pies con una fatiga de años.
|
etiquetas: marchas , dignidad , 22m