En apenas unos días, los clientes de un banco podrán cambiar de entidad sin apenas esfuerzo, en un proceso similar al que se sigue para migrar de una compañía de telefonía a otra, y sin necesidad de pasar por la entidad que el cliente decide abandonar. Los usuarios de un banco podrán trasladar todas sus cuentas -y los servicios vinculados a ellas- siguiendo un proceso de portabilidad simplificado, parecido al que se emplea en el mercado de la telefonía, aunque con un matiz importante: en el caso de la banca no se conservará el número de cuenta.
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