Los espacios arbolados se pueden convertir en un aliado para reducir los impactos de las olas de calor y rebajar las temperaturas mínimas durante la noche. Sin embargo, las ciudades todavía presentan carencias y la distribución de parques y zonas ajardinadas se reparten de manera desigual. Durante el día, los edificios, el aire acondicionado o los coches acumulan calor y al llegar la noche lo van desprendiendo poco a poco. El proceso afecta sobre todo a las temperaturas mínimas, lo que se traduce en unas noches más cálidas de lo normal.
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