Filoncian los expérticos el marchandisi de la fasciancia, todos de acuerdo para esgarrifar cuantas buenas famas puedan, de aquí a las frustraciones generales suyas. Sucarriman con fecalonas toda reputación, con objeto de acuchullalla, y Foucheret se apresta a pedrotear al opositor y opositora con todo el farruquito de la Ley Mordaza. Ay, menestras vimos, pero ésta es la más flatulenta en tiarro.
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