LA reforma del sector financiero del Estado español, con la desaparición de buena parte de las cajas de ahorros tradicionales y la concentración en unos pocos actores, va a generar, de hecho lo está haciendo ya, algunos efectos colaterales verdaderamente perniciosos para la economía española y que no parecen haber sido bien valorados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Tienen que ver con las nuevas obligaciones de core capital mínimo de los bancos.
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