Me inquieta la sensación de victoria que ha quedado en una cantidad significativa de gente, incluyendo muchos compas que aprecio y respeto.Y esa sensación casi animal de disfrute al verles a ellos cobrar por una vez no la quiero. No me representa. No soy yo, no somos así. No nos alegramos al ver cómo un tipo recibe una pedrada, o queda tirado en el suelo mientras recibe patadas. El alegrarse viéndolas, el justificarlas, es perder y darles la razón a ellos y traicionarnos a nosotros, por cinco motivos claros:
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