Entre 1990 y 2010, la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años disminuyó en más de un tercio, de 88 muertes por cada 1.000 nacidos vivos a 57. Este ritmo de progreso es todavía insuficiente para alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio 4 (ODM 4), que aboga por una reducción de dos tercios de la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años para el año 2015.
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