Para las protestas no existen las vacaciones. Medio centenar de trabajadores del Hospital Virgen de la Salud volvieron a protagonizar ayer una cacerolada a las puertas del centro a mediodía para continuar reclamando «una sanidad pública de todos y para todos», y dejar claro que no piensan callarse ni están dispuestos a que los políticos apliquen «recortes para llenarse los bolsillos»
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