En la provinvia de Entre Rios (Argentina), a diferencia de la mayoría de los locales que deben pagar caras sus licencias de Microsoft, con el software libre, ellos no pusieron un centavo y promueven otra manera de compartir la tecnología. Todo es cuestión de ingenio. Es entrañable la historia de la dueña, una mujer de 62 años, que se ha hecho toda una experta del mundo cibernético
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