Lo primero que salta a la vista cuando alguien visita la sala anatómica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Lisboa es algo desconcertante: una solitaria cabeza humana amarillenta conservada perfectamente en un tarro. Cuanto más sabes sobre la historia, más insólito resulta todo. Se trata de la cabeza de Diogo Alves, para más señas, el que muchos dicen que es el primer asesino en serie de Portugal y el último hombre ahorcado.
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