El Museo del Louvre, en París, cuenta con un nuevo huésped: un extraño busto etrusco que representa a un hombre joven vestido con toga, marcado en el vientre con una incisión que desvela los órganos del cuerpo. Colocada en un santuario, donde el culto tenía una dimensión terapéutica, la obra votiva tenía por objetivo una curación, o dar gracias a la divinidad por la cura obtenida. Foto:
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