Cuando ocurre un suceso luctuoso, como el infanticidio de Tenerife, hay quien aprovecha el dolor de las víctimas y sus familias para ganar dinero; pero, claro, nunca lo reconoce, sino que lo camufla como puede. Los carroñeros mediáticos siempre utilizan la misma táctica: apelan al interés de los ciudadanos por la información de 'sucesos' para justificar su actitud carroñera y su afán por hacer negocio.
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