Al llegar a Bruselas tardaban mucho en traerme la silla, cuando la vi creí morirme. El respaldo arrancado, los laterales, las luces arrancadas y en el suelo. El cable del joystick parecía despegado viendo los cables que van por todo el tubo. Mis temores se confirmaron: no arrancaba. En ese shock enfrentate a dos chicos que trabajan para que quedes feliz marchando y rellenando un formulario.
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