El comisario de Trabajo y Asuntos Sociales, el checo Vladimir Spidla, fue ayer el primer miembro de la Comisión Europea que se atrevió a condenar con contundencia los ataques racistas a poblados gitanos en Italia, y a advertir al Gobierno de Berlusconi que su deber es proteger a esos ciudadanos de los asaltos xenófobos.
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