Poliana tiene 14 años y lleva solo tres meses en el oficio. Sin embargo, no le faltan los clientes. La niña vende su cuerpo a los trabajadores del Arena Corinthians por menos de 4,7 dólares durante su hora de comer. La cama de Poliana, cubierta de muñecos de peluche, se encuentra en una pequeña habitación escondida en un laberinto de callejones con alcantarillado abierto adonde van los obreros para comprar a chicas como ella. Según cuenta Roper, la adolescente salió a la calle la misma noche que murió su madre.
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