La contaminación de los bosques de pinos que rodea la zona de exclusión de la planta nuclear de Chernobyl, en Ucrania, es tan alta que si ardieran su efecto se podría comparar con el de poner una bomba nuclear en Europa del Este. El viento arrastraría las partículas radiactivas de humo a grandes distancias, no sólo en Ucrania, sino en todo el continente. Borrar del mapa los pinos radiactivos se considera demasiado peligroso y costoso.
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