Ni hamburguesas aceitosas, ni papas fritas congeladas, ni salchichas de dudoso origen: la “fast food” de siempre, hipercalórica y abundante en grasas, está a un paso de convertirse en reliquia del pasado. A esta época obsesionada con el sobrepeso y los riesgos cardíacos, sólo le van las dietas que apuntan contra el colesterol y los azúcares. Una sobriedad a la hora de comer que no siempre se lleva bien con la dinámica de la vida urbana. Nadie tiene tiempo de cocinar platos elaborados y muy pocos pueden sentarse a almorzar más de quince minutos
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