La crisis de Islandia, amenazada casi por la suspensión de pagos, está alcanzando una magnitud sin precedentes entre las economías europeas desarrolladas. Después de nacionalizar sus tres mayores bancos, y del hundimiento de su divisa, el principal índice bursátil del país ha regresado hoy a la actividad con un derrumbe del 76%, y eso que los principales bancos siguen suspendidos de cotización.Las "inusuales condiciones de los mercados" forzaron ya durante la semana pasada el bloqueo de la Bolsa de Reikiavik durante dos jornadas.
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