Esta factoría de 160.000 metros cuadrados, incorporó una de las modernas líneas de montaje militares. Empleaba a 30.000 personas trabajando en tres turnos para producir bombarderos B-17 y B-29 en cantidades asombrosas: hasta 362 al mes. El secreto de su ubicación era tan vital en la guerra que Boeing construyó casas de madera y tela e instaló calles falsas para camuflar el techo y evitar posibles bombardeos japoneses.
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