Entre las tardes del 26 y 27 de agosto de 1983 Euskadi sufrió la ruina y la desolación a un extremo sin paralelo en tiempos modernos. Se tardarían años en levantar lo que las aguas destrozaron en unas pocas horas, durante las cuales la ría de Bilbao no pudo soportar los más de tres mil metros cúbicos de agua por segundo que recibió. En menos de un día cayeron más de quinientos litros por metro cuadrado. En el triángulo formado por Bilbao, Durango y Llodio, el área más castigada, tres tormentas consecutivas descargaron con increíble virulencia..
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