Un día le encargaron a Luis Coloma escribir un cuento para el pequeño Alfonso XIII cuando se le cayó un diente de leche a los ocho años. En el relato se decía que cerca del Palacio Real vivía un roedor con su familia en una caja de galletas que se guardaba en el almacén de una confitería, la confitería Prast, en la calla Arenal. Cada noche, el Ratoncito Pérez visitaba las habitaciones del futuro rey y de los otros niños para dejarles un regalito por cada diente que perdían.
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