Becariópolis, esa ciudad donde no hay inmigrantes, sino expats buscando crear e innovar a cambio de un firme apretón de manos y una sonrisa como recompensa, donde se comparte piso únicamente para compartir experiencias y hacer fluir las ideas de manera transversal en una red multicultural y multilingüe donde nunca nadie limpia las duchas –no digamos los váteres, ese es trabajo de inmigrantes y no de expats-, compartir oficina no es signo de impotencia financiera sino coworking...
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