El modernísimo aeropuerto Berlín-Brandeburgo debía haber abierto sus puertas hace más de dos años. Sobrecostes, escándalos de corrupción y errores en cadena han convertido esta infraestructura en un monstruoso ejemplo de cómo puede torcerse un prometedor proyecto también en la eficiente Alemania. Cuando empezaron las obras, en 2006, la idea de los gastos rondaba los 2.000 millones de euros; las últimas cifras ofrecidas superan los 8.000 millones. El responsable del aeropuerto reconoce que las instalaciones ya se han quedado pequeñas...
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