La mayor parte de imágenes que nos han legado los pioneros fotógrafos no tienen color. Pero era y es posible disfrutar de aquellos años, los primeros de la fotografía, en color. Gracias a la placa autocroma (autochrome en francés), numerosas imágenes que de otro modo nos hubieran llegado en blanco y negro cobran hoy insuitada vida, y son el mejor modo de viajar en el tiempo.
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