Comemos y bebemos plástico cada día. Tanto como el equivalente a ingerir una tarjeta de crédito a la semana, según se presentó en un estudio muy estimativo encargado por WWF. El plástico es útil y omnipresente, también en la industria alimentaria, que tiene un aliado para la preservación de productos. Vivir en un mundo plastificado tiene consecuencias: este material tan duradero se va fragmentando con los años y convirtiendo en microplásticos. Hay indicios de que cuando lo respiramos o ingerimos, alguna parte termina alojada en nuestros tejidos
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