Resulta que es un tema puramente químico, como casi todo en la cocina. La capsaicina, molécula que da el sabor picante a las guindillas (según la nomenclatura de la IUPAC, 8-metil-6-vanilil-nonenamida) es un compuesto graso. Y la grasa y el agua no se llevan demasiado bien.
|
etiquetas: picante , cientificos cocina , ciencia , gastronomía