Cuando el gobierno qatarí decidió gastar millones de libras en una ceremonia de inauguración de la Copa del Mundo con Morgan Freeman, Jungkook de BTS y cientos de artistas, probablemente esperaba que fuera el momento en que los medios de comunicación mundiales se centraran por fin en el fútbol y no en los derechos humanos. Lo que probablemente no esperaba era que la BBC ignorara todo el evento en favor de una emisión en la que se criticaba el trato a los trabajadores inmigrantes, se ponía de manifiesto la corrupción en la FIFA (...)
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