En julio del 2007, la decisión de la Generalitat de imponer un límite de velocidad de 80 kilómetros por hora en los accesos a Barcelona fue seriamente contestada desde diversos colectivos (RACC) que mostraron su escepticismo ante una medida que pretendía reducir la contaminación hasta en un 30 por ciento. Hoy los resultados ofrecidos por Medi Ambient no consiguen disipar las reticencias. Así que el Govern cambió el discurso y subrayó la reducción de accidentes que, por cierto, es una tendencia en toda España. (via
tinyurl.com/y79m84s )