La primera noche tras el fin del estado de alarma y el toque de queda se convirtió, tanto en Barcelona como en otros puntos del país, en una sucesión de fiestas, botellones y concentraciones de jóvenes en plena calle sin mascarillas ni distancias de seguridad. Esta primera jornada de desenfreno en plena pandemia se saldó con un aumento de visitas a urgencias, pero no por infecciones de Covid-19.
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