Mariano Rajoy coge el teléfono móvil y llama a la Delegada del Gobierno español en Cataluña, María de los Llanos de Luna. La consigna es clara. Durante los días que dure la cumbre del Banco Central Europeo en Barcelona no puede haber ni una imagen de fuego, ni una sola imagen de disturbios, el 3, 4 y 5 de mayo -le dice- Barcelona será la capital de España . Y con la llamada se extiende la consigna. El consejero de interior catalán, Felip Puig, frunce el ceño. Golpe de Estado policial consumado. Todos los dispositivos serán pocos para la cumbre.
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