Rodrigo Rato obligó ayer a José Luis Olivas a dimitir como vicepresidente de BFA Bankia y a renunciar a cualquier indemnización que le pudiera corresponder, para tratar de evitar un nuevo escándalo como los de los consejeros de la CAM o NovaGalicia. Se trata de un duro castigo para un ejecutivo que cobraba como mínimo 3 millones de euros al año entre fijo y variable.
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