Hace bastantes años atrás un empresario tuvo una idea: pedir a las personas más inteligentes de la Tierra que le vendieran varios millones de sus espermatozoides. De este modo, aquellas mujeres o parejas que quisieran podían comprar unos cuantos de esos espermatozoides para concebir a un hijo supuestamente inteligente. El negocio se basaba en el supuesto de que padres inteligentes dan, por sistema, hijos inteligentes. El asunto, al parecer, no fue un gran negocio, a pesar de que muchas mujeres y parejas apostaron por ello...
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