La banca está construyendo un dique de contención para el gran problema que tiene con el riesgo inmobiliario tras una década de furor en la concesión de hipotecas. Para evitar el peligro de que gran parte del crédito a promotores se convierta en moroso (cuando dejan de pagar) y le acarree considerables pérdidas, las entidades financieras han ido refinanciándoles esta deuda, lo que supone que cobran, como mucho, los intereses. En la mayoría de los casos, no exigirán los pagos normales hasta 2011. ¿Y, entonces, qué?
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