Aconsejada por su banco, Isabel López, cordobesa de 63 años y con un 66 por ciento de deficiencia mental, colocó todos sus ahorros, 14.000 euros, en participaciones preferentes, un complicado producto de inversión de deuda perpetua. Isabel no comprendía ni las condiciones ni el riesgo que asumía pero en abril de 2011, firmó el contrato con su huella dactilar.
|
etiquetas: cordoba , enfermos , deficientes , participaciones preferentes , banca