Se sabía que provenían del medio terrestre y que habían huido de los depredadores hacia el mar, pero lo que hasta ahora se desconocía era qué pariente de las ballenas fue el último que vivió en la superficie antes de sumergirse en el agua para no volver nunca más: el Indohyus raoellidae. Este animal, el último en la línea evolutiva de los parientes terrestres de los cetáceos y que tiene unos 48 millones de años, presenta ciertas similitudes con las ballenas en su cráneo y orejas, aunque no así en sus extremidades, ya que tiene pezuñas.
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