Se mire por donde se mire una 'torta a tiempo' no es la fórmula sancionadora más efectiva para educar a un menor. Bloquea al pequeño, daña su autoestima, le enseña a ser víctima, rompe la comunicación padre e hijo y les hace sentir rabia y tristeza. Según dos nuevos trabajos, aquéllos que padecen castigos físicos a lo largo de la infancia tienen más riesgo de sufrir problemas de comportamiento durante la adolescencia. Los padres suelen pegar más a los niños cuanto más pequeños son e ir reduciendo el castigo físico según crecen.
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