En el testamento se designó como albaceas universales al abad de la colegiata, el presidente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de A Coruña, la madre superiora del Hospital de A Coruña, el decano del Colegio de Notarios, el párroco de la iglesia de Santa Lucía y el párroco de la iglesia de San Nicolás. A partir de 1970 los inmuebles debieron pasar a ser del ayuntamiento. Sin embargo, la entrega del legado no fue formalizada y, según la documentación municipal, por distintos motivos, los albaceas no gestionaron el suministro de los fondos
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