El autor, de 60 años, relata en este blog su experiencia pasada con la Ayahuasca: "[...] De pronto, el joven que estaba a mi lado izquierdo anunció “Empiezo a ver luces muy intensas... de colores... y a oír un ruido...” y no pudo decir más porque el vomito se lo impidió. Yo, instintivamente, había volteado a verlo cuando empezó a hablar y mi sorpresa mayúscula fue cuando lo vi vomitar al cielo una llamarada de fuego multicolor, exactamente como si fuera un dragón... Él había empezado su vuelo... y yo, con esa visión, también.. [...]"
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