Este tipo de munición tiene sus extremos huecos -la punta y el culote- para que el núcleo se fragmente en el impacto. “El efecto que causan dentro del cuerpo es similar al de miles de agujas y alfileres", ha señalado el cirujano jefe del hospital que ha tratado a 16 heridos de bala de la isla de Utøya. A pesar de sus 26 años de experiencia, Coolin Poole asegura que “nunca había visto algo así” refiriéndose a los pequeños fragmentos de bala encontrados en los sobrevivientes, en su mayoría jóvenes y adolescentes.
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