Un ciudadano australiano se vio obligado a entregar sus dispositivos electrónicos y contraseñas de vuelta a Australia, revelando así vídeos íntimos de su pareja y sin ninguna garantía de que sus datos no fuesen copiados o alterados, incluyendo carteras de criptomonedas. La ley australiana fuerza a ello bajo penas de carcel o multas de $50.000. Relacionada:
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