Australia ha inaugurado hoy su primera planta de secuestro de dióxido de carbono, con el propósito de reducir la cantidad de est gas de efecto invernadero en la atmósfera y compensar así por las emisiones realizadas, según ha indicado el ministro de Recursos, Martin Ferguson.La planta está situada al sureste del estado de Victoria, al sur del país, y capturará y comprimirá 100.000 toneladas de dióxido de carbón durante un período de dos años, para inyectarlas después a dos kilómetros de profundidad en una reserva agotada de gas natural.
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