Si los 31 Estados miembros de la OTAN alcanzan el objetivo de destinar al menos el 2% de su Producto Interior Bruto (PIB) a sus fuerzas armadas, provocarán una emisión adicional de 467 millones de toneladas de CO2 en ocho años. Es lo que se denomina huella de carbono militar, que, según el informe El clima bajo fuego cruzado. Cómo el objetivo del 2% de gasto militar de la OTAN contribuye al colapso climático, supone un 5,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) anuales del mundo.
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