Tal y como sucedió con Michael Fiola (1), despedido, amenazado de muerte y, tras un año de litigios que lo arruinaron, exculpado por los peritos policiales, cada vez surgen mas casos de acusados de tráfico de pornografía infantil donde el ordenador se llena de este material sin conocimiento del usuario. Los pedófilos usan ordenadores infectados para, remotamente, descargarse imágenes pornográficas ilegales sabiendo que en caso de persecución legal por la descarga el imputado será el ignorante usuario del ordenador zombie
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