Dentro de la paranoia colectiva estadounidense de las armas de fuego y la defensa ante éstas, han aparecido empresas que han visto un nicho de negocio en la venta de ropa y complementos que, además, actúen como protectores ante disparos con armas de fuego. Chaquetas, camisetas e, incluso, mochilas para niños son algunos productos que podemos encontrar reforzados de kevlar y cerámica (los mismos materiales que se utilizan en los chalecos antibalas).
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