Ayer estaba feliz pero muy nerviosa. De hecho, esta noche, apenas he debido dormir. Me mordía las uñas a cada rato, llamaba a mi madre pidiéndole consejo, revolucionaba a mis amistades en Cáceres hablándoles de una despedida inesperada. En Twitter y Facebook pedía ánimos para lanzarme a la aventura, para irme a Londres a un trabajo que me pintaban de ensueño, y que realmente, lo que ha hecho, ha sido convertir mi cara feliz en triste, y mis ilusiones se han volcado en una cruel pesadilla.
|
etiquetas: trabajo , estafa , futuro