Llega el buen tiempo al Himalaya y los primeros aventureros buscan alcanzar el punto más alto del planeta. Tal es la fiebre que se ha desatado en el mes de mayo que a las dificultades propias del ascenso se ha sumado otra más: el hacinamiento en varios puntos del Everest. El techo del mundo no es la montaña más mortífera, ni la más difícil de ascender, pero cada año suelen ocurrir accidentes que acaban con varias vidas. Eso no ha echado para atrás a los montañeros aficionados.
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